Paz y ente (paciente)
Ha llegado una preciosa tarde de abril y con ella, una experiencia de lujo: vivir un fin de Semana con jóvenes pacientes de cáncer que junto a sus familias participaron del Séptimo Encuentro Familiar de la Fundación Casa José de la cual soy voluntaria.
Gracias a Casa José he podido vivir experiencias inigualables como la de los pasados tres días.
"Antes vivía por vivir", fue una de las primeras reacciones de uno de los padres. Esa simple aseveración marcó el comienzo de este wikén lleno de esperanza, amor y solidaridad.
Diariamente nos quejamos de tanta bobería y creemos que el mundo se nos cae encima porque no logramos llegar a tiempo a una cita o no pudimos pagar alguna factura.
Caerle el mundo encima es decirte que tu hijo o hija tiene cáncer y mañana comienza tratamiento. Así de golpe y porrazo muchos nuevos amigos guerreros se enfrentaron a una dura batalla. Y sí, continuaron con los problemas que tenemos todos: las deudas, los inconvenientes laborales, los chismes familiares, la situación del país, más bregar con el dichoso cáncer.
Cambios en la estructura familiar, separación de parejas para poder estar con el hijo o hija diagnosticado mientras el otro padre se encarga de los demás hijos. Abandonar la rutina y la comodidad del hogar por fríos cuartos de hospital. Una nueva vida enfrentando un mal que cada día está más cerca.
Ver el compromiso de esos padres, el entusiasmo de los jóvenes pacientes y la solidaridad de los hermanos y hermanas de los y las pacientes es sumamente conmovedor.
Me duele el pecho de pensar en el conformismo de mucha gente y la falta de compromiso personal, familiar y nacional.
Estoy convencida que estos guerreros que conocí hoy serán parte de los que transformarán nuestra nación con fuerza y entusiasmo porque así la vida los ha enseñado.
Serán nuestros maestros de luz que nos guiarán por el camino de sanación nacional que necesitamos.
Son los que nos enseñarán a batallar contra la adversidad y salir pa' lante y con fe.
Gracias a todos los jóvenes que tuve la oportunidad de conocer hoy. Gracias al universo porque nos permitió coincidir.
Hoy abrazo el presente con la esperanza de que mis nuevos amigos podrán lograr todo lo se proponen porque la vida los ha enseñado a no tener miedo.
El dolor se alivia de solo recordar las sonrisas de Christian, Karla, Nikol, Dayanara, Josué, Abdiel, Adriana, Joan y todos los demás jóvenes que he tenido la dicha de conocer.
El futuro brilla para ustedes y ese brillo nos alumbra a todos. Fuerza y bienestar hoy, mañana y siempre.
Gracias a Casa José he podido vivir experiencias inigualables como la de los pasados tres días.
"Antes vivía por vivir", fue una de las primeras reacciones de uno de los padres. Esa simple aseveración marcó el comienzo de este wikén lleno de esperanza, amor y solidaridad.
Diariamente nos quejamos de tanta bobería y creemos que el mundo se nos cae encima porque no logramos llegar a tiempo a una cita o no pudimos pagar alguna factura.
Caerle el mundo encima es decirte que tu hijo o hija tiene cáncer y mañana comienza tratamiento. Así de golpe y porrazo muchos nuevos amigos guerreros se enfrentaron a una dura batalla. Y sí, continuaron con los problemas que tenemos todos: las deudas, los inconvenientes laborales, los chismes familiares, la situación del país, más bregar con el dichoso cáncer.
Cambios en la estructura familiar, separación de parejas para poder estar con el hijo o hija diagnosticado mientras el otro padre se encarga de los demás hijos. Abandonar la rutina y la comodidad del hogar por fríos cuartos de hospital. Una nueva vida enfrentando un mal que cada día está más cerca.
Ver el compromiso de esos padres, el entusiasmo de los jóvenes pacientes y la solidaridad de los hermanos y hermanas de los y las pacientes es sumamente conmovedor.
Me duele el pecho de pensar en el conformismo de mucha gente y la falta de compromiso personal, familiar y nacional.
Estoy convencida que estos guerreros que conocí hoy serán parte de los que transformarán nuestra nación con fuerza y entusiasmo porque así la vida los ha enseñado.
Serán nuestros maestros de luz que nos guiarán por el camino de sanación nacional que necesitamos.
Son los que nos enseñarán a batallar contra la adversidad y salir pa' lante y con fe.
Gracias a todos los jóvenes que tuve la oportunidad de conocer hoy. Gracias al universo porque nos permitió coincidir.
Hoy abrazo el presente con la esperanza de que mis nuevos amigos podrán lograr todo lo se proponen porque la vida los ha enseñado a no tener miedo.
El dolor se alivia de solo recordar las sonrisas de Christian, Karla, Nikol, Dayanara, Josué, Abdiel, Adriana, Joan y todos los demás jóvenes que he tenido la dicha de conocer.
El futuro brilla para ustedes y ese brillo nos alumbra a todos. Fuerza y bienestar hoy, mañana y siempre.
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