¡Embiste!
Recuerdo un mensaje de Pedro Rosselló donde tuvo la osadía de citar uno de los poemas más emblemáticos de nuestro prócer aguadillano, José De Diego.
Era todavía adolescente pero me pareció innecesario y lo consideré una burla al ánimo combatiente de nuestro ilustre José.
Rosselló, a mi parecer, tenía lo peor del puertorriqueño: ambiciones y sueños que, aunque reconocen no pueden cumplir en el momento, siguen obstinados a lograrlo (algo así como Maquiavelo).
Quiero tren, plan médico, coliseo, centro de convenciones decía Rosselló. Mientras cualquier puertorriqueño común decía: quiero una Hummer, vivir en Montehiedra, un Rolex y comprar sin mirar precio.
Ellos pidieron y el destino obedeció. Tenemos todos los sueños de Rosselló y una deuda eterna. Y los puertorriqueños recurrieron al fraude, al truco, al chiripeo y al narcotráfico para lograr sus sueños.
Hoy vivimos alejados de la realidad y a nadie le importa que el arroz se acaba lo importante es el ahora.
Claro está, hay miles de puertorriqueños que han logrado sueños más trascendentales que lo material a través de su esfuerzo y dedicación.
No estoy criminalizando el éxito económico de nadie, solo invito a una reflexión entre el paralelismo de Rosselló y la nueva generación que surgió como resultado de su obra.
A los que no se quitan, a los que creemos en que un mejor País es posible, aquí va En la Brecha.
En la brecha
(A un perseguido)
¡Ah desgraciado si el dolor te abate,
si el cansancio tus miembros entumece!
Haz como el árbol seco: reverdece
y como el germen enterrado: late.
Resurge, alienta, grita, anda, combate,
vibra, ondula, retruena, resplandece...
Haz como el río con la lluvia: ¡Crece!
Y como el mar contra la roca: ¡Bate!
De la tormenta al iracundo empuje,
no has de balar, como el cordero triste,
sino rugir, como la fiera ruge.
¡Levántate!, ¡Revuélvete!, ¡Resiste!
Haz como el toro acorralado: ¡Muge!
O como el toro que no muge: ¡Embiste!
-José De Diego
Era todavía adolescente pero me pareció innecesario y lo consideré una burla al ánimo combatiente de nuestro ilustre José.
Rosselló, a mi parecer, tenía lo peor del puertorriqueño: ambiciones y sueños que, aunque reconocen no pueden cumplir en el momento, siguen obstinados a lograrlo (algo así como Maquiavelo).
Quiero tren, plan médico, coliseo, centro de convenciones decía Rosselló. Mientras cualquier puertorriqueño común decía: quiero una Hummer, vivir en Montehiedra, un Rolex y comprar sin mirar precio.
Ellos pidieron y el destino obedeció. Tenemos todos los sueños de Rosselló y una deuda eterna. Y los puertorriqueños recurrieron al fraude, al truco, al chiripeo y al narcotráfico para lograr sus sueños.
Hoy vivimos alejados de la realidad y a nadie le importa que el arroz se acaba lo importante es el ahora.
Claro está, hay miles de puertorriqueños que han logrado sueños más trascendentales que lo material a través de su esfuerzo y dedicación.
No estoy criminalizando el éxito económico de nadie, solo invito a una reflexión entre el paralelismo de Rosselló y la nueva generación que surgió como resultado de su obra.
A los que no se quitan, a los que creemos en que un mejor País es posible, aquí va En la Brecha.
En la brecha
(A un perseguido)
¡Ah desgraciado si el dolor te abate,
si el cansancio tus miembros entumece!
Haz como el árbol seco: reverdece
y como el germen enterrado: late.
Resurge, alienta, grita, anda, combate,
vibra, ondula, retruena, resplandece...
Haz como el río con la lluvia: ¡Crece!
Y como el mar contra la roca: ¡Bate!
De la tormenta al iracundo empuje,
no has de balar, como el cordero triste,
sino rugir, como la fiera ruge.
¡Levántate!, ¡Revuélvete!, ¡Resiste!
Haz como el toro acorralado: ¡Muge!
O como el toro que no muge: ¡Embiste!
-José De Diego
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