Tiempo
Este país está en quiebra desde que tengo uso de razón. Mientras se busca dinero hasta debajo de las camas para abonar a la deuda, las colecturías del país no dan abasto.
En Puerto Rico hasta para pagar hay que hacer turno.
El sistema CESCO no está actualizado con el de los bancos o centros de servicios lo que refleja la ineficiencia de este monstruo de la burocracia.
Si te aparece un boleto en la licencia del carro, pierdes medio día en la fila del CESCO y cuando crees tener la mitad del camino andado te topas con que no puedes comprar marbete en el centro de inspección o en el banco porque los sistemas no están sincronizados.
Y así tienes que regresar a la colecturía (el único lugar donde te pueden vender el marbete) a hacer la fila otra vez.
Queremos pagar sin perder tiempo, dinero, paciencia, salud y calidad de vida. Así reflexionamos en voz alta mientras de pie estamos.
Un amor
El tiempo sigue pasando y pesando. En fila una señora hablaba de los hombres de su vida.
Sus hijas la motivaron a dejar al primero por problemas con el alcohol y decidió irse tras el sueño americano. Allá conoció a un mexicano y se enamoraron, fue su segundo amor. Hace cinco años murió y recalca que nadie como el pero que no cierra las puertas al amor y está lista para un tercero.
C'est la vie
Más atrás veo a un hombre de mediana edad. Unos 45-48 años. Se nota que en su años mozos fue guapísimo. Anda con cara de tristeza como todos aquí tras ver como el tiempo se nos escapa en las manos.
Lo sigo mirando, le observo el peinado, la ropa..su rostro se me hace familiar. Mientras me lamento de tiempo perdido y la facilidad con la que se nos va, recuerdo que el hombre en cuestión fue mi maestro.
En 10mo grado comenzaron las clases de francés en el colegio y con ellas llegó un maestro de ventipico de años, casi llegaba a los 30. Ojos azules, pelo negro, rostro de porcelana...era un dios griego que daba clases de francés. Fue mi maestro de salón hogar. Hoy hace la fila tras de mi y confirmo que el tiempo pasa y no se detiene.
¿Cuándo arreglarán las cosas en este país? Ese es el último suspiro que escucho en la fila. Un hombre de edad avanzada se quejaba. Le pasaba mi misma situación. Llevamos 17 días sin marbete porque el sistema se cae, no están a la par, reaparecen boletos borrados... las historias se siguen repitiendo hasta el cansancio. La doña sigue esperando su tercer príncipe azul, el maestro se fue y yo escribo.
En Puerto Rico hasta para pagar hay que hacer turno.
El sistema CESCO no está actualizado con el de los bancos o centros de servicios lo que refleja la ineficiencia de este monstruo de la burocracia.
Si te aparece un boleto en la licencia del carro, pierdes medio día en la fila del CESCO y cuando crees tener la mitad del camino andado te topas con que no puedes comprar marbete en el centro de inspección o en el banco porque los sistemas no están sincronizados.
Y así tienes que regresar a la colecturía (el único lugar donde te pueden vender el marbete) a hacer la fila otra vez.
Queremos pagar sin perder tiempo, dinero, paciencia, salud y calidad de vida. Así reflexionamos en voz alta mientras de pie estamos.
Un amor
El tiempo sigue pasando y pesando. En fila una señora hablaba de los hombres de su vida.
Sus hijas la motivaron a dejar al primero por problemas con el alcohol y decidió irse tras el sueño americano. Allá conoció a un mexicano y se enamoraron, fue su segundo amor. Hace cinco años murió y recalca que nadie como el pero que no cierra las puertas al amor y está lista para un tercero.
C'est la vie
Más atrás veo a un hombre de mediana edad. Unos 45-48 años. Se nota que en su años mozos fue guapísimo. Anda con cara de tristeza como todos aquí tras ver como el tiempo se nos escapa en las manos.
Lo sigo mirando, le observo el peinado, la ropa..su rostro se me hace familiar. Mientras me lamento de tiempo perdido y la facilidad con la que se nos va, recuerdo que el hombre en cuestión fue mi maestro.
En 10mo grado comenzaron las clases de francés en el colegio y con ellas llegó un maestro de ventipico de años, casi llegaba a los 30. Ojos azules, pelo negro, rostro de porcelana...era un dios griego que daba clases de francés. Fue mi maestro de salón hogar. Hoy hace la fila tras de mi y confirmo que el tiempo pasa y no se detiene.
¿Cuándo arreglarán las cosas en este país? Ese es el último suspiro que escucho en la fila. Un hombre de edad avanzada se quejaba. Le pasaba mi misma situación. Llevamos 17 días sin marbete porque el sistema se cae, no están a la par, reaparecen boletos borrados... las historias se siguen repitiendo hasta el cansancio. La doña sigue esperando su tercer príncipe azul, el maestro se fue y yo escribo.
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