La música que nos une
Es tan agradable estar de visita en otro país y la primera canción que escuchas es una del Gran Combo de Puerto Rico. Es fácil imaginar que en Colombia, país que comparte nuestra pasión salsera, sea el protagonista de esta experiencia.
Sin embargo vivirla y sentir la admiración y respeto que sienten los colombianos por los mulatos del sabor es increíblemente halagador.
Como puertorriqueña y salsera me creo que el Gran Combo, Andy, Sammy Marrero, Gilbertito, Los Lebron Brothers entre decenas de expositores del género son míos!
Nacida en un ambiente sumamente musical e inducida a amar nuestra música tradicional, aprender a bailar salsa, saber quienes son los hermanos Morales y cantar y bailar donde sea me hacen puertorriqueña.
En mi estadía en Cartagena todos daban por sentado que sabia bailar salsa y reconocía quien cantaba. No me imagino como hubiese sido si hubiera tenido dudas en alguna de las dos: bailar o conocer la canción.
Una vez en Grecia hace ya una década, estuve en una discoteca y al decir que era de Puerto Rico cambiaron la música para tocar al Gran Combo e invitarme a la pista a bailar. Desde ese momento agradezco a mi padre y a mi tío que me enseñaron a amar la salsa.
Allá en Grecia bailé con el dueño de la discoteca y disfrutamos en cantidad luego con unas canciones de la Sonora y Marc Anthony. La historia hubiera sido otra si no bailara o reconociera los acordes de la música que tocaban.
Hoy estoy en Medellín y me preguntan por Daddy Yankee y Arcángel pero igual me dicen que vengo de la tierra de los cantantes de salsa, de los peloteros y los boxeadores.
En Cartagena, un cubano me preguntó de que parte de Puerto Rico era y al contestarle que era de Caguas me dijo "ah de ahí es Miguel Cotto".
Un KO para mi orgullo patrio y mi admiración hacia Miguel. Pa' celebrar cantamos y bailamos con la música que tocaban ese momento: "....yo no se lo que es vivir sin ella, yo no se lo que es vivir"...
Además de gozar el amor que sienten los colombianos por la música lo pude ver de primera mano en La Casa de la Música, genial iniciativa del alcalde Fajardo en el 2007 y de las Empresas Publicas de Medellín (EPM). En este lugar, antiguo estacionamiento, hoy se reúnen jóvenes de diferentes lugares en desventaja socioeconómica a aprender a tocar un instrumento.
La visión del alcalde fue que prefería que estos jóvenes tuvieran sus manos ocupadas con un instrumento musical antes de que tuvieran un arma letal.
Allí escuchamos una magistral interpretación por parte de estos jóvenes, futuros músicos de Colombia, orgullo de sus barrios y de su país.
Que bueno tener la oportunidad de conocer otras tierras, reconocer sus fuerzas y debilidades. Que rico amar a mi nación desde afuera y sentirme orgullosa de lo que soy: puertorriqueña.
Sin embargo vivirla y sentir la admiración y respeto que sienten los colombianos por los mulatos del sabor es increíblemente halagador.
Como puertorriqueña y salsera me creo que el Gran Combo, Andy, Sammy Marrero, Gilbertito, Los Lebron Brothers entre decenas de expositores del género son míos!
Nacida en un ambiente sumamente musical e inducida a amar nuestra música tradicional, aprender a bailar salsa, saber quienes son los hermanos Morales y cantar y bailar donde sea me hacen puertorriqueña.
En mi estadía en Cartagena todos daban por sentado que sabia bailar salsa y reconocía quien cantaba. No me imagino como hubiese sido si hubiera tenido dudas en alguna de las dos: bailar o conocer la canción.
Una vez en Grecia hace ya una década, estuve en una discoteca y al decir que era de Puerto Rico cambiaron la música para tocar al Gran Combo e invitarme a la pista a bailar. Desde ese momento agradezco a mi padre y a mi tío que me enseñaron a amar la salsa.
Allá en Grecia bailé con el dueño de la discoteca y disfrutamos en cantidad luego con unas canciones de la Sonora y Marc Anthony. La historia hubiera sido otra si no bailara o reconociera los acordes de la música que tocaban.
Hoy estoy en Medellín y me preguntan por Daddy Yankee y Arcángel pero igual me dicen que vengo de la tierra de los cantantes de salsa, de los peloteros y los boxeadores.
En Cartagena, un cubano me preguntó de que parte de Puerto Rico era y al contestarle que era de Caguas me dijo "ah de ahí es Miguel Cotto".
Un KO para mi orgullo patrio y mi admiración hacia Miguel. Pa' celebrar cantamos y bailamos con la música que tocaban ese momento: "....yo no se lo que es vivir sin ella, yo no se lo que es vivir"...
Además de gozar el amor que sienten los colombianos por la música lo pude ver de primera mano en La Casa de la Música, genial iniciativa del alcalde Fajardo en el 2007 y de las Empresas Publicas de Medellín (EPM). En este lugar, antiguo estacionamiento, hoy se reúnen jóvenes de diferentes lugares en desventaja socioeconómica a aprender a tocar un instrumento.
La visión del alcalde fue que prefería que estos jóvenes tuvieran sus manos ocupadas con un instrumento musical antes de que tuvieran un arma letal.
Allí escuchamos una magistral interpretación por parte de estos jóvenes, futuros músicos de Colombia, orgullo de sus barrios y de su país.
Que bueno tener la oportunidad de conocer otras tierras, reconocer sus fuerzas y debilidades. Que rico amar a mi nación desde afuera y sentirme orgullosa de lo que soy: puertorriqueña.
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