Para montar un negocio #HQJ

Arlene y yo cuando inauguramos nuestra primera oficina en Hato Rey en el 2008.

Me cancelaron una reunión y ya había cruzado el peaje así que me detuve en Montehiedra porque aquí el foodcourt es como un coworking space. Mientras esperaba mi comida escuchaba a las dos mujeres que estaban a mi lado. Ambas, tal vez con mi edad o un poco más, hablaban con entusiasmo sobre sus emprendimientos. Yo misma me sorprendí de haber escuchado una conversación de otra mesa porque tengo una habilidad increíble para concentrarme y cerrar los oídos y no estar pendiente a lo que hablan los demás.

Cuando me quedo reflexionando sobre el entusiasmo de ellas me remonté al 2004 cuando una locura tropical invadió mi cuerpo y el de Arlene Díaz y estando en la última fase de maestría decidimos establecer una firma de relaciones públicas. ¡Qué atrevidas! Miro la  mesa de mis vecinas en el foodcourt y es volver a verme a mi junto a Arlene trabajando hasta las tantas con un reguero de papeles y nuestras computadoras puestas como si estuviéramos jugando Battleship.

Mientras espero los dos burritos de habichuelas que me llevo comiendo desde el 2004 cada vez que estoy fuera y tengo prisa (he perdido la cuenta de las veces que he almorzado/cenado en el carro los burritos de Taco Maker) me pregunto ¿qué diablos estábamos pensando Arlene y yo al momento de decir “vamos a abrir un negocio que se llame SOMOS”? Teníamos 23-24 años y no sabíamos absolutamente nada de negocios y no teníamos experiencia laboral en la industria. Solo una campaña de la clase final que fue ejecutada con éxito y hasta unas elecciones se ganaron. ¿Cómo se cobra?, ¿qué papeles hay que tener?, ¿cómo se monta un negocio?, ¿dónde consigo clientes?, el “no me atrevo a cobrar” de los primeros años, las interminables jornadas de trabajo y ese deseo ardiente de continuar fueron nuestro día a día por mucho tiempo.

Me he rajado más de una vez, pero siempre sucede algo y me quedo. Me han afectado el crédito por clientes que nunca pagaron o se tardaron seis meses en hacerlo, perdí muchos años de mi juventud “pariendo un negocio” que para muchos era una pésima idea, estuve pelá gran parte del proceso (y a veces todavía), cuando pensaba que ya no me cogerían de boba un municipio se quedó adeudando más de $10k (en nuestros primeros años otro nos quedó a pagar $20k) y como quiera aun  sigo trabajando por mi cuenta.

¿Acaso estaré perdiendo la razón?, ¿Cuál es esa fuerza casi sobrenatural que me mantiene aún dando bandazos?. Yo no sé. Yo sí solo quiero que sepas que comenzar un negocio de cero es TREMENDO RETO y no es NADA FÁCIL, pero como todo en la vida, es alcanzable. Es una travesía llena de aprendizaje donde logras conocerte bien a ti y al resto. El instinto se agudiza y luego de los años ya puedes reconocer de lejos lo que te conviene o no y tienes un olfato de súper héroe al momento de “oler a personas que NO tienen buenas intenciones”.

Ahora existe un boom empresarial donde se fomenta por ojo, boca y nariz que emprendas, que montes tu negocio y “te liberes”. Trabajar por tu cuenta o establecer un negocio no te va a liberar de nada, al contrario, te atará para siempre. Si eres responsable, querrás trabajar muchísimas horas y tu vida no necesariamente sea peaches and cream. Con esto no pretendo desalentarte, ni decirte que no lo hagas, solo que lo pienses bien y que lo hagas con una estrategia. Busca información, haz research, identifica organizaciones que apoyan empresarios, busca un mentor en la medida que puedas y reconoce que no lo sabes todo y que para establecer un negocio siempre requerirás apoyo o ayuda de otra persona.

Confío en que  mis vecinas de mesa, que ahora abren con entusiasmo unas lindas libretas de notas y hacen los últimos toques a su power point, tengan el éxito que merecen. El éxito siempre es proporcional al esfuerzo y la consistencia con la que trabajas. Así que si ellas han hecho su parte, de seguro, el éxito estará tocando  sus puertas.

Yo ya me tengo que ir  a otra reunión agradecida de que 14 años después haya tenido la fortuna de trabajar por mi cuenta, hoy desde Montehiedra por casualidad y mañana desde Cayey y así sucesivamente. Siempre desde un lugar diferente y rodeada de gente que inspira. Ahora  pienso “no fue tan malo na’”; difícil, riesgoso y sacrificado pero malo definitivamente no ha sido. Si tienes el cuero duro, hazlo y estarás feliz con cada paso que des y con esas pequeñas victorias que son las que alegran los días, #HQJ pero se goza.
 
La mesa de al lado justo cuando subía esta entrada.





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