Al final, la culpa la tienes tú
En plena campaña vacilando los enormes rótulos del contrincante. |
Soy comunicadora, específicamente
relacionista profesional y he trabajado algunas campañas políticas. No muchas,
pero suficientes para saber que la gente no necesariamente vota por los más
capacitados si no por los que más ruido hacen.
En la última campaña que tuve el
privilegio de participar, el candidato era de la más alta calidad. Luis
Gallardo joven que regresó de Estados Unidos a aportar a su amado pueblo de
Aguas Buenas, íntegro, sin ningún issue, solidario, capaz y lleno de propuestas
innovadoras. A esas virtudes hay que añadir que es sociólogo, con una maestría
en administración de ciudades y un juris doctor. Como si fuera poco activista
comunitario, padre soltero y a cargo de su abuela y tío no vidente. Sus
artículos han salido en todos los medios locales, en medios internacionales
como The Hill, Latino Rebels, The Guardian y hasta en Al Jazeera lo entrevistaron
por su ultra perfecto inglés sobre el estatus de Puerto Rico.
Gallardo estuvo corriendo para
representante por el distrito 5 de Aguas Buenas, San Juan y Guaynabo. Durante
todo el tiempo de campaña nos rehusamos a realizar grandes fundraisings, solo actividades entre amigos y colaboradores de
barrio con boletos que no pasaban los $50. No teníamos mucho dinero pero teníamos
buena estrategia y maximizamos todos los recursos disponibles para no
desperdiciar ni un solo dólar. Pero, ¿qué decían muchos de los ciudadanos?; “ay
pero no he visto tu guagua de sonido”, “ay pero cuando vas a pasquinar”, “mira
por aquí pasó tu contrincante con un montón de guaguas rotuladas”, “¿viste el
uniforme de la avanzada del contario?”, y así, en vez de preocuparse por las
propuestas se preocupaban por la propaganda. Esa presión hace que muchos candidatos deseen recaudar miles de dólares para poder complacer a los votantes.
Poco a poco la gente se dejó convencer a
fuerza de pasquines y costosas herramientas de promoción que Georgie Navarro
era "mejor candidato". Navarro con un récord legislativo que da mucho que desear
se alzó con la victoria cómodamente. ¿Tienes idea de cuánto cuesta un dboard,
un banner o rotular un vehículo? Son
miles y miles de dólares que en muchas ocasiones son donados por
apostadores profesionales que están buscando guisos con el gobierno. Hoy vemos
otro esquema de corrupción, de esos que el dinero que se supone vaya destinado a
servicios termina en campañas políticas que redundará en contratos para los
donantes.
A
la vez veo a la gente quejándose e indignada por la nefasta situación. Sin
embargo, al votar por un candidato prefieren aquel que hace todo un show of force y va tres veces a la
semana al “Guitarreño” a hablar boberías muchas veces sin sentido. No podemos
quejarnos del esquema de corrupción si nosotros somos los consumidores y el robo
está inspirado en tu decisión de ir a votar por aquel que más rótulos ponga y
más guaguas de sonido lleve por tu barrio.
Hace apenas 8 meses tuvimos la oportunidad
de rechazar ese tipo de campaña y despertar de ese letargo de votar por el que
más pasquines puso. En esos pasquines, se nos va el país. Analiza antes de
quejarte por el esquema porque al final termina en la caseta de votación y tú muy probablemente, fuiste cómplice también. El día que te deje de importar la costosa
propaganda, con mucha probabilidad, cambia la oferta de candidatos y gana
Puerto Rico.
Al hígado. Gracias por expresarlo de este modo. En Puerto Rico, y en muchos países, los candidatos casi NUNCA proponen. Solo aparecen pintados en rótulos de cartón con una sonrisa falsa y maquillada, y más na. Y la gente vota por el más simpaticón o, simplemente, por el de su partido. Y más na. Yo no entiendo cómo es que en otros trabajos hay meses de probatoria, hay requisitos mínimos para los candidatos a empleo y hay evaluaciones anuales con sus consecuentes efectos... pero para administrar al país, no hay nada. No hay estándares de calidad, no hay requisitos mínimos (que deberían ser muy altos), no hay debates públicos serios y prolongados sobre los temas que nos importan (y hablo de debates públicos incluso entre candidatos a alcaldes y para todos los escaños), no hay períodos de probatoria para decidir si en efecto es capaz... y no hay evaluaciones para dar seguimiento directo a eso que dijo que haría. Y esto, no solo para el primer cuatrenio. Debe de ser siempre. Que cada año o cuatrenio pase por el mismo escrutinio. Aquí los procesos están politizados y la gente no aspira a más y mejores cosas. Se han quedado en la comodidad de asegurar una rutina medianamente aceptable...y más na. Así que sí, habemos cómplices.
ResponderEliminarGracias Eu. No hay rendición de cuentas ni ganas de involucrarse, pero seguimos. Abrazos
Eliminar